Que no lo lea y que tampoco lo escuche no es óbice para que
no me encuentre con este insigne bardo de la radio, príncipe de las letras tenebrosas
y seguidor de la archiconocida filosofía Mariloísta,
sección Montero.
Leo por sorpresa en El
Semanal un párrafo que asalta mi vista escrito por Carlos Herrera:
“Barcelona está viendo
como una tipa extraída de lo peor de sus contradicciones como ciudad va,
finalmente, a momificar la urbe”.
La cosa me deja patidifuso.
Por un lado los editores de El Semanal recalcan un párrafo que bien podría haber escrito por el
peor de los escritores, y por otro el señorito Herrera, otro tipiño cargado de
ínfulas, nos ilustra con la línea de pensamiento de la famosa, filósofa y
cachonda, que fue su mujer, y de la que, al parecer, se le ha pegado todo… hasta
la tontería.
Pero como los intelectuales cuando deciden hacer el parvo
atacan en manadas, otro del gremio, el hasta ese momento desconocido Félix de
Azúa, ínclito en su casa donde papea sentado en el sillón H de gilipollas, va y declara a la revista Tiempo refiriéndose también a Ada Colau:
“Una mujer que debería
estar sirviendo en un puesto de pescado”.
Don Félix da un salto cualitativo y cuantitativo en su
carrera como intelectual, y pasa de
ilustre desconocido a mamalón conocido en vía de floración. Y es que,
últimamente, los filósofos Mariloístas, están empeñados en
convertirse en trending topic a base de libelos y mamarrachadas.
Pero, como no hay dos sin tres, y en todas partes se cuecen
habas mientras están a la que salta,
sale Maruja Torres, una mujer de verbo fácil, versada en cien mil batallas, y
aporta su granito de arena a toda esta dislexia intelectual.
En una entrevista publicada en Libertad Digital, Maruja Torres, dice refiriéndose al miembro de la
RAE:
“Con la alergia que
tiene Félix de Azúa al pescado, nunca se habrá comido un buen coño”.
¿La verdad? No sé qué pensar. Tanta filosofía intelectual me
confunde. Es más: no sé quién tiene la razón, si el uno, el otro o la de más
allá. Para gustos colores. Lo que sí creo, es más, casi diría que estoy
convencido, es que Maruja Torres, de la cual me declaro admirador, está
equivocada.
Porque… Maruja, no sé si lo sabes pero don Félix de Azúa es
académico de la lengua, y con ella, con la lengua, su misión es fijar y dar esplendor.
Así que, si me permites, y si no también, te digo otra cosa,
cuando los hacen académicos de eso y toman posesión, en terminando de leer el
discurso, a los caballeros, máxime si son filósofos, los agasajan con un traje de pilonero.
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