Todos sabemos que la
floración del hijo de puta se produce con independencia de su madre. La señora
puede ser una buena mujer, y sin embargo el hijo o la hija salirle un auténtico
hijo de la gran puta.
Cosas que pasan.
Lo siento, no es mi
estilo escribir tan desabrido, pero es que ya estoy harto de que las buenas
palabras, y de que las críticas razonadas no vayan a ninguna parte. Sobre todo
hoy que nos enteramos que estos hijos de la gran puta que nos gobiernan no sólo
nos roban sino que también nos matan en nombre de la tan cacareada austeridad.
Los
enfermos de hepatitis C se manifiestan ante la Xunta de Galicia y la acusan de
homicidio.
Los afectados denuncian
que hay muchas personas que aun habiendo sido recetadas por el correspondiente
especialista con los correspondientes fármacos, la Xunta les negó la medicación
por su alto coste.
El arma utilizada por
la Xunta de Galicia fue el manido argumento del alto coste del tratamiento. No se tuvo en cuenta la urgencia, y aún
menos la importancia de la decisión a tomar.
La consecuencia del
dislate fue la muerte de alguno de los afectados.
Todo hace pensar que si
les hubieran suministrado esos fármacos vitales para su vida, como sí hicieron con
otros de los afectados, nadie habría fallecido.
Ahora la Fiscalía, a
buenas horas mangas verdes, acusa al gobierno de Feijóo de homicidio por
retrasar fármacos para la hepatitis C por “razones
presupuestarias”.
Pero como los hijos de
la gran puta siempre tienen que decir la última palabra sale el presidente
Feijóo y, hablando del tema para el periódico ABC, dice: “relacionar una cosa con otra es un disparate”.
Y tanto que lo es. ¡Un
auténtico disparate!
También puede ser que
en parte tenga algo de razón, aunque sólo se en la parte en la que yo relaciono a este hijo de la gran puta con su
madre.
Señora, usted disculpe.
Ha llegado la primavera y su niño ha florecido.
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