Enunciado.
Todos pensamos que los
multimillonarios lo tienen todo y sin embargo todos estamos equivocados:
Carecen de vergüenza.
Y
si no un ejemplo:
Cada vez que hay
elecciones los mismos periodistas que nos informan de las tramas corruptas, de
los dineros que por las Suizas hay o de las off-shore de Panamá, también nos
hacen saber que si ganan los de Podemos los multimillonarios sacaran el dinero
de España.
Fin
del ejemplo.
Post
data del ejemplo:
Ante lo cual me
pregunto, ¿pero, estos desgraciados
todavía tienen dinero aquí?
Reflexión
No sé, ésta gente
parece que no se organiza nada bien, ¿no? Porque, ¿a quién se le ocurre tener dinero en España
pudiéndolo tener en las Seychelles de vacaciones?
Fin
de la reflexión.
En
primera persona del surrealismo.
Yo tengo cinco euros.
Uno lo tengo invertido en inmuebles, otro en renta fija, otro en en el índice
Ton Jones, el cuarto lo voy a deslocalizar y con el quinto especulo y lo
invierto en putas.
Y no creáis que me he
vuelto loco, que no estoy bien asesorado o que sufro de parraques; porque
tenéis que saber que uno de los negocios más florecientes que hay en este país
es el de la prostitución. Todos los millonarios lo saben. De hecho todos estos
putas invierten en sus casas igual que yo.
Sin
venir a cuento.
El otro día por ejemplo
fui al Hot dog`s, un bareto que por cierto también frecuenta mi perro Nador, y
allí estaba lo más granado y florido del patio de monipodio que es España. Hablamos
de recalificar el suelo de Soto del Real y de otras cárceles que hay en este
país. No hay derecho a este desperdicio. El mandamás del trullo no se pudo
resistir y allí mismo nos ofreció el culo, las témporas y lo que hiciera falta.
La primera decisión que
tomamos fue poner en la entrada de la puerta del patio un lema que pusiera “Todo por la Patria”, y después tratamos
con mucho tacto rectal la conveniencia de que los emigrantes, esos desclasados,
se fueran a cumplir lo que tengan que cumplir a sus lugares de origen porque ya
estamos hartos de ponerlos mirando para la Meca un día sí y al otro también.
Una vez liberado espacio hablamos de poner unas ruletas, de traernos unas
propias y de cambiar el reglamento de régimen interno para poder fumarnos unos
Cohibas. Lo normal en cualquier democracia de calidad de nuestro entorno,
vamos. Para dar bombo y platillo hablamos con el fondo de reptiles habitual que
amplió el eco de nuestras deliberaciones, y cuando todo iba sobre ruedas
arribaron un par de mario condes al local, y toda la brillantina se fue al
garete.
Bueno, fue bonito
mientras duró. Lo malo es que ahora no sé qué hacer con el resto de mi capital.
No sé si gastarlo en pagar comisiones de mantenimiento de cuenta para que algún
banquero desgraciado llegue a fin de mes o más directamente invertirlo en papel
higiénico de periódico.
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