A las dos horas de
entrar en el Centro de Adiestramiento sabías que a aquel sitio la gente lo
llamaba por el curioso nombre de Alcampo.
El nombre, como no, lo
había tomado por su proximidad con un hipermercado homónimo. Curiosamente ese
nombre fue el culpable de la primera baja en nuestras filas.
El agente 003 no se
enteró, hasta el cabo de dos días, de que si te referías al Centro de
Adiestramiento tenías que decir Alcampo y arquear la ceja izquierda. Síntoma de
que estabas en la pomada. Y eso fue motivo más que suficiente para que ser
expulsado. También le llamaron lerdo. “Anda que…”, le dijo el instructor con retintín
(Rintintín en Alcampo).
En fin, 003 pasó a la
historia sin historia, pero el mundo del espionaje es lo que tiene. O estás a
lo que estás o no estás.
Nos habían puesto el
nombre por orden de llegada, y como yo llegué quince días tarde me pusieron
006. Ahora que lo pienso tengo que dar gracias a haberme quedado dormido.
Porque si hubiera llegado a mi hora a lo mejor me habría tocado en suerte
llamarme 005, y no os podéis imaginar el calvario que se pasa siendo 005 y viviendo
en Alcampo rodeado de hombres. Uff, me agobio sólo de pensarlo. El pobre 005,
aparte de sufrir el consabido pareado a todas horas, también tuvo que soportar
los arrumacos y consuelos de docentes y compañeros. Es verdad lo que se
rumorea; incluso yo tuve alguna veleidad nocturna con el tema. Pero, pelillos a
la mar.
El primer día hicimos
un cuadrante entre todos. Cosas así:
Días, horas y asignatura.
Lunes. Introducción al
Escalo. Hora: 00:04. Parte de atrás de La Cantina de Manoli.
Martes: Master Class de
Chupitos. Hora 08:00. After hours Parranda`s Club.
Miércoles. Mascletá
Goma 2. 18:00. Leirón La Zarzuela.
…
Como podéis ver el
temario es bastante farragoso, peo tenéis que tener en cuenta que un espía, un
buen espía, un espía de verdad, tiene que saber de todo, estar versado en mil
cosas y tener una mente amplia y una lengua bien dispuesta. Elemental.
Lo cierto es que todos
teníamos que esforzarnos y dar lo mejor de nosotros mismos para sacar la
jornada adelante. Era difícil no perder la compostura, además y como no podía
ser de otra manera, también estábamos muy vigilados.
Por eso el día que nos
dieron una clase magistral sobre cómo tratar con espías del sexo opuesto,
siempre será recordado con agradecimiento. Menuda pandilla de lurpias que son
las colegas.
Hasta Alcampo llegó un
taxi-furgoneta con seis señoritas procedentes de lo de Manoli y nosotros, los
futuros espías, fuimos conminados a trabajar a destajo. Para que os hagáis idea
de cómo fue el tema de farragoso, os diré: el tiempo se nos fue en
estiramientos. Después ya relajados e instalados en la teoría, practicamos el
crucigrama y el arte del sudoku, antes de volver a entregarnos al juego del
Teto con pasión y frenesí.
Y es que ser espía es
muy riguroso y requiere de gran disciplina.
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