Diridividir.

Gracias al nacionalismo vehemente, el diccionario de la lengua española ha alumbrado un nuevo término: diridividir.
Éste declarado sustantivo, impropio y amorfo nace apadrinado por el astronauta catalán refugiado en Bruselas.
Desde allí, al parecer, y después de someterse a una dieta intensiva de coles de Bruselas, con la consiguiente emisión de flatulencias a la ya dañada capa de ozono, ha llegado a España dicho término.
Los nacionalistas estatales han reaccionado inmediatamente y después de declarar al vocablo como sustantivo, lo celebraron formateando en diferido cuarenta y siete veces los ordenadores de un tal Bárcenas y sacando la bandera a orear.
El astronauta, se sabe, es Puigdemont. Un apellido que, para unos sirve de sardana y para los contrarios de cuplé.
También se sabe que este noir de la política que, parece ser don Carles, no tiene pensado apearse de la peana a la que está subido, y que está dispuesto a inmolarse desde la distancia con el objetivo de alcanzar  su independentismo de felpudo.
Por otro lado, sus compis no fugados saldrán mañana de la cárcel, si ningún juez lo impide, y aunque hay quejas de algunos por el poco tiempo que han estado allí, los más se alegran de que no hayan estado el tiempo suficiente como para tener derecho a paro y a cobrar uno de esos fantásticos subsidios que ofrece el INEM.
Por supuesto, hay discrepancias. Entre los españoles pitos y palmas, mientras que entre los catalanes, y optando claramente por la vía gallega, apuestan más por el depende que parece ofrecerles más garantías.
Y así, en este triste tris, en el que sólo faltan tres tristes tigres para hacer un juego de palabras, se anda diridiviendo la cuestión.
Mientras tanto, el pobre Urdangarín, la familia Pujol o mister Rato, por sólo citar sólo a lo más Granado(s) o lo más Gonzale (z) de lo mollar de la corrupción, tienen que ver como sus causas son retrasadas y como su más que necesaria estancia en la cárcel se ve aplazada. Y aunque, ellos protestan, los jueces que están muy ocupados diridividiendo otras instrucciones, tienen que recurrir al cuerpo general de fiscales y hacer una opa hostil al raciocinio.
El caso es diridividir. Sustantivo que, declarado fue y que nace de la contracción de dirimir y dividir.
Y si no querías estrategia, pues te tomas dos diridividires 155, que es un principio activo que vivía parapetado y olvidado en la santa Constitución, y donde dije digo, digo Diego.

O sea, lo de siempre. Ya lo decía Hamlet: dirividivir o no diridividir, that is de Puigdemont.

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