El Pp en Cataluña jamás
tuvo relevancia alguna. Y ahora, gracias al candidato que presentan, que más
presunta Bestia no puede ser, la Bella Arrimadas parece destinada a recoger el
testigo que éste deja.
Lo malo es que en el
fondo parecen ser lo mismo, y lo peor de todo es que lo son. Sólo varía el
discurso, la puesta en escena y la credulidad (y la desmemoria) del votante.
Porque el votante cree ver en el discurso de la Bella (¿?) Arrimadas la
solución de los problemas, mientras que en el discurso de la Bestia (¿?) Albiol
el sumun de todos los despropósitos. Y si entre Bella y Bestia hay un Bailarín,
pues…
Arrimadas cuando sube a
una palestra dice lo mismo que Albiol, pero de otra manera. Es más suave en las
maneras, argumenta mejor el discurso y se permite prometer cosas que después
sabe que no va a cumplir. Total, qué más da. Y aunque eso del puedo prometer y prometo viene de
antiguo, al parecer, hay millones de votantes que se siguen tragando el cuento.
Por su parte, la
Bestia, Albiol, se sube a la palestra y… dice cosas. Al parecer, es bilingüe y
sabe hacer el Bestia en dos idiomas.
Proponen, los de
Ciudadanos, que van a cambiar la Constitución, proponen el fin de los
aforamientos y la regulación (sí, regulación) de los indultos; prometen, al
igual que hacía Aznar, hacer más con menos, y prometen, y prometen y vuelven a
prometer.
Es el cuento de la
lechera hecho discurso.
Después, llegada la
hora de la realidad, de lo prometido nadie se acuerda. Y, vuelta a empezar.
Vuelta a la misma cantinela: puedo
prometer y prometo.
Por cierto, la
frasecita de marras se la escribió Fernando Ónega al Presidente Suárez cuando
éste estaba en Primero de Promesas Presidenciales. Un auténtico carrerón.
Porque llegan allí, adónde quiera que lleguen, abrochan el sueldo, las dietas y
todos los complementos que ellos mismos se han autorizado, incluidos
sobresueldos y regalitos tan diversos como sustanciosos, y no pierden la
afición de prometer. Por promesas que no quede que son gratis.
Cuarenta años después,
la gente es adicta a las promesas. Necesitan una dosis cada cierto tiempo.
Claro que por el otro
lado, compitiendo con la Bella y la Bestia, está el Bailarín. Sin duda, un
hombre ocurrente. Promete barra libre de indulgencias para todos y, después y
si le queda tiempo promete arreglar los problemas de Cataluña.
Sin embargo, yo creo
que ganará el independentismo. Pese a Puigdemont. Porque, si el prófugo ése,
ahora deslocalizado en Bruselas y que presume de patriota, regresara y fuera
detenido a 48 horas de las elecciones, el resultado daría un auténtico vuelco a
todas las encuestas. Lo malo es que, éste tipo de patriota prefiere hacer dejación
de sus funciones y comportarse como un cobarde y marcarse un diferido al igual
que Cospedal cuando explicaba lo inexplicable.
Eso sí, después los
sufridos ciudadanos (sobre todo los catalanes) tendremos que seguir soportando
la matraca a todas horas y el estridular de estos grillos.
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