Vayan por delante tres
cosas, soy agnóstico, republicano y de izquierdas. Y aclaro tales extremos
desde el principio porque hay gente, por ejemplo, que cree que no se puede ser
republicano y de derechas, y están equivocadas, sí se puede.
Sentado esto digo otra
cosa. No soy nacionalista, sin embargo no tengo nada en contra de los
nacionalistas. Aunque también aclaro lo siguiente, lo que sí soy es anti
estúpidos, y en eso, me vais a disculpar, soy además integrista y radical al
extremo.
Pero, sí, habéis leído
bien, no soy nacionalista. No lo he sido nunca. Sin embargo conozco a muchos
nacionalistas. Conozco a nacionalistas gallegos, conozco a nacionalistas
españoles y de oídas también sé que en España existen, al menos, otras dos
comunidades con un gran sentir nacionalista: País Vasco y Cataluña.
También estoy enterado,
fundamentalmente por los medios de comunicación, que hay muchísimas personas
que quieren la independencia para las tres comunidades mentadas. Galicia, País
Vasco y Cataluña. Y aunque, de momento, sólo una amenaza con hacer un referéndum
para que la población, en uso de la democracia, dirima sobra la cuestión, no
parece lejano el día en que las otras dos se unan a la demanda.
El Estado español legítimamente
dice no a todo. Se muestra sordo, ciego e insensible a todas las demandas que
los catalanes hacen en este sentido. Arguyen lo de siempre: no es el momento y
después, imitando aquello que decía Larra concluye con un explícito vuelva usted mañana.
Y es aquí donde
discrepo. Practicar la política del avestruz y presumir de demócrata es
practicar la antítesis del razonamiento político. La estrategia de esperar a que escampe no parece la
adecuada. En Cataluña hay diluvio, y por mucho que sus autoridades sean
homólogas de las españolas y las igualen en robos y desfalcos, lo cierto es
que, por creencia real o por necesidad estratégica, están imponiendo de parte
un referéndum con el que solventar los muchos dimes y diretes en los que están
envueltos.
Igualito que en España.
El mismo modelo. El Pp, el partido trincón que nos gobierna, es incapaz de
lidiar con los trincones nacionalistas. Lo malo es que este cáncer haga
metástasis y acabe extendiéndose, porque si llegamos a ese punto ya sabemos
cómo acaban las cosas.
Por tanto, bien harían
los nacionalistas españoles en utilizar la inteligencia en vez de la sinrazón,
y aprovechar las circunstancias favorables, porque… ¿no será mejor ganar un referéndum
que estar así toda la vida?
Claro que, a lo peor,
estas estrategias en las que nos vemos envueltos sin querer el resto de ciudadanos
sirven a estos chorizos para darse cobertura. Quizá, tal vez y depende. Todo
incluido y añadiendo también un puede ser.
Pues eso, ¿si las
encuestas dicen que todavía estamos a tiempo de ganar todos por qué esperan a
mañana para hacer el referéndum? ¿Para perder todos?
No sé, doctores tiene
la madre iglesia, aunque da la impresión de que estos de sacamuelas no pasan.
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