Presuntamente era un hombre
con cara de ogro.
Presuntamente fue nombrado
general por el generalísimo y después asumió los preparativos en la ejecución
de la condena a muerte, tras consejo de guerra, de una parte de los cinco
condenados miembros de ETA y el FRAP, en lo que serían las ejecuciones del dictador
de las piernas cortas.
Presuntamente usaba la droga
“pentotal sódico” como forma y
manera de obtener información de las personas detenidas.
Presuntamente era padre. Y,
presuntamente, le compró a su hija un tutú y unas zapatillas de bailarina.
Presuntamente a su hija le
gustaba mucho el baile.
Presuntamente la niña
creció.
Presuntamente su hija bailarina
fue de gran aplicación y a los veintisiete años aprobó la insigne oposición de
Abogado del Estado.
Presuntamente no es una
componente del afamado grupo que atiende por el nombre de Minions
Presuntamente, según dice la
leyenda, su familia son panaderos de Valladolid, y ella, emprendedora, envió el
currículum a otro presunto que al verlo exclamó: “anda mira, ¡que chica más preparada!”. Y la contrató, y llego a
Vicepresidenta porque, presuntamente, estaba o está muy bien preparada.
Presuntamente le gusta el
ballet.
Presuntamente baila muy
bien.
Presuntamente lució sus
dotes y sus morritos en un programa de una televisión privada que presenta un
presentador con cara de rata presunta.
Presuntamente la televisión
pública contraprogramó, y emitió un programa de entrevistas presentado por el
cantante de voz pasteurizada con la nieta rijosa del generalísimo diciendo
sandeces entre fotos de culos.
Presuntamente ganó el tutú
de los Minions a la más nietísima, de entre todas las nietas, que en este mundo
son.
Presuntamente el general con
cara de ogro hizo de mamporrero de su jefe el exagerado generalísimo, obedeció
sus órdenes, y viendo su natural disposición para el mamporreo los jefes de gobierno
posteriores le encargaron hacer más cosas presuntas.
Presuntamente orquestó la
banda de “el GAL”, especializada en
pasacalles, a las órdenes de un tal
Adolfo, demócrata de pedigrí, ampliamente reconocido y avalado por la catedral
de Ávila.
Presuntamente el futuro gurú
González siguió con la misma táctica de ataque y derribo del terrorismo, y el
ogro general se jubiló con el deber cumplido y al grito de “tiros por la patria”
fue enterrado contando las muescas de su revólver.
Presuntamente la niña del
tutú no es la misma niña que la de las chuches.
Presuntamente tiene un gran
futuro como bailarina del Estado.
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