LA MADRE QUE ME CROWFUNDING.

Espero, supongo y deseo que al menos todas y todos estaréis de acuerdo con aquel viejo enunciado que decía: “Ni están todos los que son, ni son todos los que están”.
Lo escribo en referencia a “los artistas”.
No son pocos, los que no están, que para dar a conocer su trabajo recurren al viejo método del “sablazo”, que por mor del avance inexorable de los tiempos ahora se llama crowfunding.
Sablean a familiares, amigos, conocidos y a sus escasos seguidores para poder publicar su “obra”. Libros, discos y todo tipo de perfomances son susceptibles de ser “apadrinadas” en un intento leal y esforzado de dar a conocer la obra de éste o de aquél artista.
La mayoría de estos trabajos no llegan nunca al gran público porque en el mundo del “artisteo” o perteneces a un grupo, a alguna secta o a algún tipo de “capillita” que haga propaganda y aplauda el trabajo, a la vez que lo apoyan con una campaña suficiente de marketing, o la pretendida “obra de arte” pasará sin pena ni gloria. No tendrá éxito, y el autor se quedará sin recompensa.
Porque se entiende recompensa como dinero o fama, sin tener en cuenta otro tipo de consideración.
Por eso, hoy, yo también me sumo a esta amplia nómina de “artistas con poco arte” e inicio una campaña de crowfunding. Pero como soy un animal de carácter práctico lo hago desde otro punto de vista, y atendiendo a otro tipo de consideración.
No estoy solicitando dinero, ni a mis familiares, ni amigos y aún menos conocidos, para publicar la novela que terminé recientemente de escribir y que se titula Alambique, 28. No. La novela morirá o vivirá sola. Ni autoedición ni farrapos de crowfunding.
Solicito ayuda porque soy un hombre emprendedor, amigo de mis amigos y saludador de mis conocidos, políticamente informal a la par que decidido. Muy decidido.
Lo voy a decir ya: QUIERO COMPRAR UNA BOINA.
Es un antojo con el que llevo un par de inviernos. Y de éste… no pasa. La compro si o también. Con vuestra ayuda o sin ella.
Y que conste que vuestra ayuda me vendría muy bien porque, debéis saber que: el Gobierno de España no me sube el sueldo desde hace años. Y como con ellos no se puede hablar, siempre que llamo o están de viaje o no se pone nadie, lo hago con vosotros. Para eso escribo en un blog, ¿no os parece? Pues eso, lo dicho. El-La que quiera colaborar sólo tiene que hacerme llegar su óbolo hasta la cuenta corriente. Con poco dinero me podéis hacer feliz. También podéis considerar otra posibilidad. Si esta campaña tiene tanto, tantísimo éxito que me sobrara el cash, ¿sabéis lo que voy a hacer con él? Me voy a comprar unos zuecos a juego, porque no sé si lo sabéis, pero aquí en Galicia a veces llueve, y los zuecos son estupendos para días lluviosos.
Y para finalizar, puedo prometer y prometo, que para daros las gracias a todos/as ya he encargado un cartel, a escala real, con una foto mía en la que salgo en tanga, y un banco de madera justo al lado, que voy a poner en el Cantón Grande de A Coruña, antes La Coruña, y que si pasáis por allí, a la hora y el día que anunciaré a bombo y platillo en las redes sociales, podéis haceros una foto conmigo.
Por supuesto en mi cabeza lucirá una hermosa boina, y mis zapatos serán unos novísimos zocos.
Animaros, con suerte acabo a pensión completa en la cárcel.
PD.- Os hago una consideración de orden práctico: nuestro ex Presidente Aznar hizo lo mismo, pero con Bankia. Les dijo que necesitaba comprarse unos chalés o no sé qué, y le regalaron treinta y nueve millones de euros (39) por hacer de intermediario entre buitres. Sin duda esta hiena sabe lo que se hace.
Oye, y aquí nadie se escandalizó. Es más, a todo el mundo le parece de lo más normal el crowfunding de Aznar.


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