Dice ese libre pensador que
tenemos colocado como Presidente del Gobierno e incentivado con sobresueldos
que lo de ayer, lo de Mas, es INACEPTABLE.
Y lo dice él, con todo el
morro. El mismo fulanito que ponía la mano en el fuego por Camps, por Fabra,
por…, y que cuando fueron a declarar hicieron lo mismo y se rodearon de un
ballet de gallifantes.
Y dice más éste afamado
librepensador: ES INACEPTBLE LA PRESIÓN SOBRE LA JUSTICIA.
Después debió regurgitar
semejante empacho o consultó con Margallo, la eminencia que tiene en
Exteriores, o se hizo un depende.
O sea, el Estado español
tiene un problema y, ¿a quién llama? Pues a la Justicia.
-
Oiga, ¿es la Justicia?
-
Sí, a sus órdenes.
-
Que me hagan una sentencia.
-
¿Cómo la quiere el señor Presidente? ¿Para
llevar o para consumir en el local?
-
Para llevar, que tengo elecciones y tengo que
repartir tarta.
También se contempla la
opción Fuerzas Armadas e incluso los más extremistas contemplan la posibilidad
de invadir Perejil e iniciar una campaña mediática de recogida de firmas entre
intelectuales de prestigio para que los de la pérfida Albión nos devuelvan Gibraltar.
Vale todo.
La misma persona que emplea
la palabra INACEPTABLE, y que se pasa los días, los meses, y los años apelando
al SENTIDO COMÚN cae en la paranoia. Y bajo los efectos de un brote sicótico
confunde lo INACEPTABLE, el SENTIDO COMÚN, y el RESPETO, que siempre invocan
los tuertos que sólo ven por el ojo derecho.
Y si todo falla, y si todo
mal, ¿qué hace el libre pensador? CAMBIAR EL JUEZ, y que todo parezca un
accidente.
Pero, según la última puesta
en escena, todo el mundo sabe que si el tren descarrila la culpa es del
maquinista.
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