El torero tuerto.



La verdad es que yo creo que la tauromaquia ya tiene suficientes detractores como para que venga un imbécil tuerto, que se dice torero y sin ninguna luz, pese a vestirse con un traje de luces, a hacerse el gracioso.
Y conste que si digo tuerto lo digo sin ánimo alguno de insultar, simplemente le llamo tuerto porque tuerto es esta suerte de morlaco con piernas  al que me refiero.
Eso, y también abundo, en que además ese torero tuerto concreto parece ser más tonto que Abundio.
Y para muestra ilustrativa de lo que escribo un botón:
¿A ustedes les parece normal que este señorito de fina estampa saque una bandera franquista y que se envuelva en ella para dar una vuelta al ruedo?
Pues, al parecer, al torero tuerto, sí. Le parece normal, y como cree que tiene derecho a hacerlo, pues va y lo hace imagino que invocando lo que invocan todos los que hacen gamberradas de este tipo, la libertad de expresión.
Lo malo, también, y conviene señalarlo, son aquellos que le ríen las gracias a este tipo de tontos, porque el nivel de contagio entre imbéciles parece ser altamente contagioso
También malo es que, después a estos mismos señoritos, él y todos los de su calaña, se les llene la boca hablando de Democracia y de otras lindezas que, ni saben de qué va ni les importa lo más mínimo.  
Así que, un poquito de sentido común. Bastantes tonterías soportamos últimamente como para, aún encima, ver en el colectivo de toreros tuertos y asesinos un estandarte o un símbolo de nada.
Hasta ahí podíamos llegar.  


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