Por favor, que alguien
me lo explique porque no lo entiendo. No entiendo lo que pasa con Estados
Unidos, no entiendo lo que pasa con los americanos y ya puestos a no entender,
tampoco entiendo lo que pasa con los socios de los americanos.
Pero, ¿a vosotros os
parece normal lo que hace Trump y que todo el mundo silbe mirando para otro
lado?
Pues a los europeos, a
los países del G20 y a todos los demócratas de chichinabo que habitan en el
orbe mundial, sí les debe parecer normal. Porque después de visto lo visto a lo
mejor el anormal soy yo por pensar lo que pienso.
Porque, imaginaros que
en España el Presidente del Gobierno electo llegara a La Moncloa, se
repantigara y una vez puestas las babuchas dijera: a mi hija la necesito de
asesora de no sé qué, y a mi cuñado (o sea, marido de hija, igual que cabrón es
marido de cabra), también lo necesito como asesor.
Posiblemente alguien
con buen criterio se llevaría las manos a la cabeza y le diría: Presidente eso
no lo puede hacer, mejor dicho eso no lo debe hacer. Y entonces el Presidente
electo, lleno de votos y de soberbia, replicaría: Cómo, que no puedo hacer qué.
Yo hago lo que se me pone en los pelendengues. Ante lo cual, al alto funcionario
de turno sólo le quedarían dos opciones (posiblemente alguna más, pero hablo de
las legales) o dice: sí, amén, o discute con el jefe, argumenta y es despedido
con una sonora patada en el culo.
Bien, pues eso es lo
que pasa en los Estados Unidos de América del Norte. Allí el presidente electo
ha colocado, por la gracia de Donald, a su hija Ivanka en el puesto de asesora
y de baby sitter personal.
Pero como Donald es un
creador de empleo nato, también colocó al marido de Ivanka en otro puesto
similar. La diferencia es que la niña de Donald tendrá acceso a información
clasificada y que recibirá un teléfono del gobierno a pesar de no ser empleada
de la Administración, mientras que a su marido, un tal Jared no sé qué, lo han
obligado a juramentarse como funcionario de la Casa Blanca.
Como diría Kurtz, el
protagonista de “El corazón de las tinieblas”, después ascendido por la gracia
de Coppola al cargo de coronel en su película Apocalipse Now: El horror, el
horror.
Porque si esto hubiera
pasado en cualquier democracia de esas que presume de democracia, caso de
España, se hubiera armado la marimorena y a lo mejor Estados Unidos habría
tenido que intervenir dándonos un toque en alguna recepción del embajador. Pero
como la desfachatez sucede en Estados Unidos, es cosa de los americanos y de
nadie más.
Así de tal guisa que,
vemos a Ivanka pasear su colección de bolsos por toda cuanta reunión hay
acompañada del rostro pálido de su marido.
Posiblemente ellos dos
sean los asesores encargados de elegir los gayumbos del muy electo presidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario