El maremágnum de la izquierda.

La lucha fratricida entre la izquierda viene de tiempos seculares. Recuerdo que al principio de nuestra reciente democracia, en aquello que posteriormente llamaron pomposamente La Transición, el Pc, Partido Comunista, parecía ser el guardián y el garante de los valores de izquierda.
Sin embargo había grupos mucho más a la izquierda que el Pc. Los trotskistas y los maoístas. Ambos tenían un denominador común: odiaban a los revisionistas del PC. Y ya de paso, y por aquello de no escatimar en odios, también se odiaban entre ellos.
Tal lio supuso, llegada la hora de las elecciones, la práctica desaparición de todos ellos. Las luchas cesaron y el Psoe emergió con fuerza inusitada en medio del maremágnum creado. Tan fue así, que el Pc, el partido que más se distinguió en la lucha antifranquista de todos cuanto hubo, alcanzó un resultado prácticamente residual. La autodenominada izquierda del Psoe, liberada ya de idearios marxistas y convenientemente descafeinada a base de aceptar monarquía como animal de compañía y componenda como mal menor, ganó las elecciones del 82 por goleada absoluta.
España cambió. Y por una vez para bien. Pero al poco pasó lo que pasa siempre. Los socialistas empezaron a hacer de su capa un sayo. Pasaron de la pana a la alpaca, y de paso que modernizaron la vestimenta, también arreglaron, un poco, la arcaica España heredada. Después, ya más crecidos y dueños de la situación, empezaron a meter mano en la caja y a hacerse un plan de pensiones. Y todo lo anterior sin mencionar la decisión ejecutiva que hay detrás del asunto GAL.
La izquierda se diluyó en el azucarillo del Psoe. Por el Pc pasaron toda suerte de secretarios generales a cada cual más melifluo. Incluso, conviene recordar, hubo uno, uno que ahora perora mucho desde su jubilación, que llegó a sintonizar con ese felón de la derecha apellidado Aznar. Tales pactos contra natura, con Secretarios de escasa relevancia y que nada aportaron, enterró al Pc definitivamente. Se refundó con otro nombre y aunque, existir existe, el Pc actual es un fantasma.
Pero como la izquierda, incluso la más extrema, puede ser igual de caprichosa que la derecha, últimamente se han puesto en boga partidos con idearios muy de izquierdas dispuestos a pactar, y a lo que haga falta, con la derecha más cavernícola. De tal forma que vemos a la derecha más trincona, rancia y catalana aunar fuerzas y sumar votos gracias a partidos de extrema izquierda. ¿El fin justifica los medios? Y todo ello en busca del país de Nunca Jamás. El añorado Jauja donde supuestamente habitan los Peterpanes independentistas.
Después de aquel viejo lío entre maoístas, trotskistas y eurocomunistas del Pc del que salió vencedor el Psoe, las controversias se actualizan y los líos siguen. Eso sí, ahora disfrazados con rango de Asunto de Estado. Ahora se pelea a brazo partido por la hegemonía del independentismo, y como sigamos así acabarán haciéndonos pruebas de sangre y analizando el Rh de las personas.


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