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Cárcel para un motorista ebrio que enseñó sus
genitales a un policía en A Coruña y le dijo: «Sople» http://lavoz.gal/51z3g1
Aclaro desde el principio:
no tengo moto. Y añado: tampoco voy en moto ni me pongo como una moto.
Escrito lo anterior, y
habiéndome quedado más aliviado de lo mío, manifiesto mi estupor ante esta
noticia.
Lo primero, ¿es cierta?
Lo segundo, ¿cómo se llama el motorista? ¿Campeón? Y lo tercero, ¿la cosa era
tan grande, perdón, tan grave, como para enviar al motorista desconocido a la
cárcel? Porque exactamente, ¿por qué lo envían? ¿Por enseñarle la cigala al guardia,
por falta de respeto o por exceso de desparpajo? ¿Por qué? ¿O es que acaso
Campeón iba lleno como un centollo y a consecuencia de la ingesta excesiva no
es merecedor de seguir haciendo el cafre sobre dos ruedas? ¿Por qué? El mundo
necesita respuestas.
La noticia es
claramente insuficiente, ¿no? Tanto que hace dudar de su verosimilitud. Sí,
porque lo mejor que puede hacer un redactor avezado ante una noticia de este
tipo es exponer el tema empleando el famoso Sistema Perales. ¿Y quién es él?
¿En qué emplea el tiempo libre? Y si acaso después que desarrolle el argumento:
Es un exhibicionista, que me lo ha enseñado todo.
Imaginaros la escena,
canta el guardia. Responde Campeón, y… tienes película.
La la lín, una oda al
cerdo.
Ya en sus mejores
cines. Señora, señor, niño o niña, no coma palomitas en el cine. Venga a ver La
la lin y los propietarios del cinematógrafo le obsequiaran con un cocido. Con su
morcillita, con su choricito, con sus patatitas y con su verdurita. Cocido
completo, y si después le paran los picoletos y le hacen soplar, no le enseñe
los impúberes, no. Recomiéndole, La la lín. La precuela, antes de la secuela,
del cocido.
Y aclaro para los
foráneos, Lalín, es un pueblo (medio Washington) que perteneciendo a Pontevedra
está yendo para Orense. Y que allí, en Lalín, se celebra la fiesta del cocido
más famosa de Galicia desde tiempos inmemoriales (1968), y que yo no he estado
nunca en el evento a pesar de haber ido muchas veces a Lalín; y que lo pasaréis
bien. Seguro. Y que me disculpen lo lalinenses que no vaya, pero es que desde
que dejé de fumar y recuperé el olfato, no soporto las aglomeraciones. La gente
transpira y como el jabón está tan caro... Conclusión, no puedo ir al cocido de
Lalín. Ni siquiera teniendo ganas, como tengo, de oler un buen musical.
Así que, amigas y
amigos, desde aquí conmino a La Voz de Galicia, un periódico muy de derechas,
perpetrado para gente de derechas y para todos los gallegos y foráneos de
derechas, a dar las noticias como dios manda. ¡Coño, que sois de derechas! Un
por favor. Y si habláis de Campeón, del motorista campeón, hacerlo con propiedad
y escribir vuestras redacciones por el famoso Sistema Perales: ¿y quién es él?
Porque, yo no sé
vosotros, pero si a este tío, a Campeón, al motorista, lo envían al trullo, yo
le envío un cartón de tabaco. Palabra.
Eso sí, deseo
fervientemente que no fume.
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