Un presidente de película.

Foto de El País.
“En el principio era el verbo” (Juan 1:1-14).
Pero como él es gallego e interpreta verbo por juego de palabra cuando escuchó la pregunta: ¿Recuerda usted…? Contestó rápidamente: Recuerdo perfectamente… Y después puso su mejor cara de zangolotino y relamió satisfecho la babilla.
Y no era para menos, la verdad, porque si hay ocasiones que pintan calvas, también hay preguntas que se formulan para el lucimiento ajeno. Lo sabe todo el mundo
De todas formas, queda claro que quiere marcar distancias. Del no sé o del no me consta, pasamos al recuerdo perfectamente. Todo ello, eso sí, acompañado de lengüetazo y espumarajo. El niño chapón, el repelente niño Vicente que tenemos de Presidente, sonríe y al hacerlo se le nota cara de aplicación. Tan es así, que bien podría añadir ufano: lo veis, en la primera pregunta ya marco la diferencia. Pero, se contiene.
Y es verdad, hay que reconocerlo:
A Mariano se le notó que había hincado los codos con mucho aprovechamiento. Es más, sabemos que estuvo cuatro días, ¡cuatro!, preparando la declaración.
Es un hombre concienzudo; estamos ante un opositor de ringorrango. Sin duda. Claro que si sabes que te van a preguntar el tema 8 no estudias los otros, para qué.
Lo mismo pasaba, salvando las distancias, en aquella película en la que llevaban a un niño Borbón ante un tribunal para hacerle un examen y aprobarle el bachillerato. El examinador preguntaba: Excelencia, por favor, díganos la cronología de los Borbones en España. Y claro, el niño infante contestaba con mucha propiedad: Felipe V… Cuando el infante salía sacando pecho de la prueba se oía a otro niño que decía: Jo, así cualquiera. Que me pregunten a mí, también, cómo se llamaban mis abuelos.
Pues algo así.
Sin embargo, y aun jugando el partido en casa, eligiendo plano de cámara, disposición del escenario y dando orden (él no, por supuesto, que por eso cobran los bellacos) a su medio de comunicación de cabecera (La 1) de no aparecer por allí, pudo el Presidente sustraerse de hacer lo que hacen todos. Porque de la originalidad y del paso adelante que es el recuerdo perfectamente pasó sin dilación a lo de siempre: ese no era mi cometido y yo de eso no sé nada. Porque, hay que decirlo: Mariano Rajoy pese a ser el Presidente, también de su partido, pese a ser cuatro veces Director de Campaña en elecciones y pese a aparecer en los llamados papeles de Bárcenas, no sabe nada de nada. Palabra de Mariano.
Así que, si sois buenos alumnos y futuros opositores de ringorrango, ya sabéis, podéis aprobar por el sistema Rajoy, y así si vuestra oposición contara con 200 temas que chapar lo mejor es empezar por saber cuál te van a preguntar. Te ahorras tiempo. Y si a eso le unes que le puedes decir al Tribunal donde te quieres sentar y cómo te tiene que socorrer en caso de duda, pues la cosa está hecha. Muy mal se tiene que dar o muchas babas tendrás que echar para ahogarte y equivocarte.
Lo de ayer también sirvió para recordarnos a todos cómo se llamaba el personaje central de aquella gran película El gran Lebowsky
Aunque, en realidad podían haberse ahorrado el despliegue de camiones en la entrada. Con un león rugiendo hubiera bastado. Porque a estas alturas ya todos sabemos que Mariano Rajoy en esta película es El Nota.


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