Es un puticlub en el que la
última moda, lo más trending topic y lo más cool es practicar el griego.
Merkelita cuenta hasta cinco, y por el culo te la hinco. Y todos aplaudiendo
con las orejas. De Guindos para abajo todo es aplauso. Todos menos los
franceses que son unos liantes. Unos presuntuosos, unos presumidos, unos
pamplinas. Personas que fardan de tener no sé cuántas clases de quesos, y después
resulta que en España hay más. Más quesos, pero menos huevos. Pero el queso se
hace con leche no con huevos. Y los huevos son para quien se los trabaja, y
como en España hay millones de parados, pues eso… no hay huevos. Los tenemos
hipotecados por el miedo. Estamos entregados, rendidos y postrados ante la faja
incorrupta de santa Merkelita, káiser del III Reich.
Heil, Merkelita, don Marrano
te saluda. Un PIG español, tierra de conejos, hinca la rodilla. Suplica y hace
reverencias. Lame sin cesar la mano que mece a Europa. Implora unas limosnas, y
roba de todos los cepillos de los contribuyentes para sanear cuentas de
resultados diversas. Le dan el empleo de vendedor de la ortodoxia financiera
imperante. Y como es voluntarioso en sus flexiones ayuda en todo lo que puede a
la más bávara, traiciona a sus iguales, y se entrega a los cantos de sirena
mientras enarbola el ventilador del miedo. ¡Que viene el lobo!
Para que se vea hasta donde
llega la transparencia ordena a sus adláteres cambiar el logo del Pp. ¡Qué
osadía! Nueva rata voladora sobre fondo de sobre in blue. Nombra vice portavoz
a un neo nazi de sonrisa profident e ideas pasteurizadas, y burla burlando le
hace medio diferido a Loly Cospedal, y un roto a Aguirre por aquello del vicio
y la costumbre.
Europa es un club en el que
manda Alemania. Los demás están de figurantes. Los ingleses circulan por la
izquierda, y los franceses gritan al viento un “olalá” desde lo alto del
andamio de su Torre Infiel.
Todos los demás hacen el
papel de figurantes. A veces tienen derecho a frase y siempre hambre de caviar.
No hay una unión verdadera.
Ni fiscal ni jurídica, que es la que cuenta. Y para colmo de males la prensa
libre tiene tantas dificultades económicas que no le queda más opción que doblar
la rodilla y poner la mano suplicado: Anda, dame algo.
Y algo dan, algo nos dan a
todos. Nos están haciendo un griego todos los días.
Ya lo decía Astérix: ¡Por
Varoufakis, estos bávaros están locos!
Por cierto, ¿venía siendo
así, no?
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