El Rey revocó el título de duquesa a su hermana.
Urdangarín ya no es duque consuerte de Empalmado. Y ahora va a tirar a la
basura las tarjetas que se había hecho. Adornadas con una verga por blasón, y
el número de cuenta corriente, quedaban muy vistosas. Su todavía esposa medita
también renunciar a sus derechos dinásticos. Sin embargo La Caixa, haciendo
honor a su Obra Social, la mantiene en su puesto de Enchufada Mayor, y el
Ministerio del Interior no le retira los escoltas para no contrariarla. Total
sólo son seiscientos mil euros entre cosa y cosa. ¿Qué es dama graciosa? A
ella, a la Infanta, esposa y coneja conocida, la cosa le preocupa. Los
defensores de la legitimidad, del Derecho y del Orden, se hacen oír. Elena es
la mayor, dicen. Error: el mayor es un bastardo no reconocido por el ahora
emérito. Elena, la que casó con el callista, tuvo dos hijos: Froilán y otra.
Froilán conocido por sus méritos académicos, y por chascarrillos famosos como
el: cállate, puto chino, es un nini de carrera, y siguiendo la estela borbónica
es un perfecto disminuido mental. Es joven, inexperto pero líder. Froilán
estaba llamado a ser Rey de España (el puesto no se convoca en el B.O.E, y no
necesita de ningún conocimiento específico) si no fuera porque los pelotas
habituales siempre interpretan la voluntad del señorito de turno. Sirvan de
botón de muestra los ejemplos. Cuando Franco tuvo a su primer nietísimo los
correveidiles del momento perdieron el culo, y se dieron prisa en cambiar el
orden de los apellidos del neonato. Franco ya tenía sucesor. Don Francisco se
puso tan contento que los españoles, esos guerrilleros, lo dejaron morir en la
cama. Llegó la transición, los falangistas se hicieron socialistas, y los
caracoles se pusieron cara al sol. Cornudos, arrastrados y babosos hicieron
heredero al varón, al último hijo de Campechano. Lo nombraron heredero primero
de España y quinto de Letizia. Dando ejemplo, nuevamente, de que la Justicia no
es igual para todos. Un real fraude. Arrebataron a la Infanta Elena la corona,
y privaron a Froilán de su herencia. ¿A quién le extraña que el nini salga
rebelde si el mundo lo hizo así? Sin embargo, nada debemos reprochar. Todo fue acordado
de forma democrática en el Parlamento. Lo cual demuestra que la legislación
tiene claras influencias marxistas, línea Groucho: esta es la Ley, y si no le
gusta se la cambiamos, Majestad.
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