… que donan cantidades
ingentes de dinero a partidos políticos? Nada, no les pasa nada. Ni a ellos ni
a los políticos que meten parte de ese dinero en sus bolsillos. Como mucho un
juez acusará a los “machacas”, a los tesoreros, a los gerentes, a un
arquitecto, y a una empleada que pasaba por allí, de trabajar para una organización
criminal. Los encausará además por asociación ilícita, falsedad contable, tráfico
de influencias, blanqueo de capitales, delito electoral y delitos contra la
Hacienda Pública. Total: nada. Para los responsables de los “machacas” no pide
nada el señor juez. ¡Cuánta bondad hay en la judicatura! No les acusa de nada.
Se ve que los “machacas” debían tener barra libre de albedrío en la calle Génova.
Todos los jefazos políticos implicados, aún después de llevarse parte de esos
dineros en forma de sobresueldos, de utilizarlo tramposamente en el pago de
campañas electorales, en reformas de sedes, y en caprichos surtidos, son
inocentes cual corderitos. Dan lecciones, y para mayor escarnio los empresarios
se envalentonan, toman nota, copian y pegan, y propalan la misma basura. Salen
en televisión, en radio, en los periódicos e imparten cátedra. Siempre hay un
micrófono dispuesto a reflejar sus diarreas verbales. Empresarios hologramas
del calibre de Florentino incluso se amparan en el derecho a reversión si sus
empresas resultan fallidas o si sus autopistas no llevan a nadie a ningún
sitio. Reclaman por los contratos firmados por algún descerebrado, y obtienen
sustanciosas indemnizaciones como premio por los terremotos causados. Delincuentes
de la catadura moral de Villar Mir, ministro con Franco, marqués por la gracia
del emérito campechano, ingeniero y depredador mayor del reino, son autorizados
a alterar el curso de los ríos, y aquí en Galicia, Fraga, al que Dios tendrá en
un infierno de gaiteros, le permitió cargarse la única catarata de Europa que
desembocaba directamente en el mar. Ézaro. Como consuelo los habitantes de esta
tierra esquilmada, asolada por esa suerte de empresario íbero y huno, alano y
vándalo, todo al tiempo que emprendedor, que es el señorito Villar Mir, nos
permite ver el espectáculo un par de horas de vez en cuando. Tarifa reducida. Y
para entretener al señor marqués de chichinabo lo sacan bajo palio en la tele a
arengar homilías diversas.
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