… ni ninguna. Lo escribo así
por reutilizar la demagogia verbal que usan habitualmente los que trafican con
mandanga.
No me gusta Mariano Rajoy
porque es un mentiroso patológico, y además pertenece a la tribu de los que
tomar una decisión le cuesta un triunfo. Eso sí cuando lo hace, cuando se
decide, siempre es en contra del más débil. Además tiene suficientes
defensores, y adalides en los medios de comunicación, y también cuenta con el apoyo de millones de españoles que
disfrutan bajándose los pantalones o poniéndose las rodilleras.
Indistintamente, y según requiera la ocasión.
Tampoco me gusta Pedro
Sánchez. Lo siento. Va acelerado, y la innovación del PSOE queda relegada a
unos cuantos trucos de marketing. Su discurso aporta más aburrimiento, y más continuismo.
Es lo de siempre, pero con sonrisa de guapete otra vez. Anda y que te den,
Kennedy de chichinabo.
Albert Rivera es como un melón,
en unos sitios está maduro y en otros verde. Depende. Es el rey de la
indefinición, y parece que le va bien la estrategia porque en muy poco tiempo
paso de la nada al todo. Es igual que los productos milagro que se ponen de moda todos los años.
¿Quieres adelgazar? Bikini Rivera si quieres adelgazar. Esos productos tienen
un gran crecimiento brutal, luego entran en meseta, y al poco caen por su
propio peso. No sirven para nada. Es más, son un bluff.
Pablo Iglesias no es de mi
gusto. No me gustan los tipos como él. Empiezan de grandes líderes, luego se
hacen gurús, pontifican, y finalmente acaban sentándose en consejos de
administración. Hacen lo contrario de lo que antes decían, y sus novias acaban
echándoles cremita solar por la espalda a bordo de una chalana mientras se fuman
un puro. Lo vemos en Felipe, y lo sufrimos en el felón Aznar. Blenorragia
verbal.
Y tampoco estoy por la labor
de los políticos locales, los presidentes de Comunidades Autónomas son tan
necesarios como lo son los “pongos” en las casas. Son de mal gusto. No me
gustan ellos ni los alcaldes metidos a políticos, porque un munícipe hay que
exigirle más. Que sea cercano, capaz de escuchar a su pueblo e invertir el
dinero que es de todos en lo que todos queramos y no, como lo hacen ahora, que
lo gastan en hacer ricos a los fabricantes de cemento, y en subvencionar
cuernos (toros) para todos cuando sólo son unos pocos los cornudos aficionados.
En general la política es
como el sol: un muermo que no sale de noche. Y los políticos son una versión
actualizada de los documentales de la dos sobre el escarabajo patatero. Un
coñazo. Si os ofenda la palabra coñazo podéis sustituirla por pollazo. Es más,
ya puestos… sustituir lo que os dé la gana.
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