Bien pudiera ser que a mí se me acusara de no escribir en
gallego. Quién así lo hiciera estaría en su legítimo derecho. Igual que yo lo
estoy en escribir utilizando el idioma que crea oportuno. Y aclaro que si
escribo en castellano es porque es en éste idioma en el que me siento más
cómodo, más suelto. No empleo, por tanto, el castellano por ninguna razón
ideológica, sino más bien cultural condicionada. Especifico más: cuando empleo
la palabra cultural me refiero a condicionado por otros, y después por mí. Nací
y crecí en Galicia; me educaron en casa, y aprendí en la escuela. En
castellano. Y aún habiendo vivido en un pueblo, criado en una aldea, y hablado
en gallego y castellano desde niño, jamás nadie se molestó en darme clases de
gallego, el idioma de mi país. Y aunque
lo hablaba coloquialmente con los amigos, no lo leía. Aun menos lo estudié. No
había clases de gallego en un bachillerato en el que teníamos clase de todo.
Hasta de trabajos manuales. E igual que
yo todos los niños de mi generación. De ahí mi inseguridad e ignorancia a la
hora de hacerlo.
Dicho todo lo anterior, añado que no me parece de recibo los
desprecios que recibe nuestro idioma por parte de la Autoridad Incompetente.
Porque, es obvio, que el gallego es el idioma de los gallegos. De todos los
gallegos. Le pese a quien le pese. Menos es el castellano, y aún menos el
inglés. Y por mucho, y mira que se empeñan, los cuatro catetos que nos
gobiernan, las cosas son así, y deberíamos ser nosotros, los gallegos, los primeros
interesados en defender nuestro idioma, ponerlo en el sitio que se merece, y
exigir a quiénes nos gobiernan el respeto debido, y que utilicen, y promocionen
lo que tengan que promocionar en nuestros idiomas.
Al contrario, declinan
tal responsabilidad, y aún no contentos con su desidia, y su ignorancia,
utilizan la lengua de Shakespeare como método de promoción de una fiesta local.
Me refiero a la fiesta de San Juan, cando a sardiña molla o pan.
Y todo esto viene a cuento porque toda esta recua de catetos,
que hasta ahora nos gobernaban, promocionan la fiesta de san Juan de La Coruña
con un cartel que lleva por título “San Juan is back”.
Quieren atraer, de
esta forma, a moquiñas foráneos, y convertir nuestra ciudad en un Magaluf
playero. Turismo de todo a cien.
Y para ello no dudan en emplear el inglés como arma
arrojadiza de comunicación.
Imagino que alguno de estos meapilas que hasta ahora campó
por el ayuntamiento andará a esta hora
declamando por allende esos despachos: “to be or not to be”, mientras se rascan
el melón que tienen por calavera.
Suerte con el
balconing. Goodbye, memos.
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