IMPUESTOS ABSURDOS.

En este país, me refiero a España, pasan cosas cuando menos increíbles que no parecen preocupar a nadie.
Si eres asalariado o autónomo y tienes la suerte de tener un buen sueldo o unos buenos ingresos el Estado te lo agradece haciéndote pagar hasta un 40% de tus beneficios, y sin embargo las empresas del Ibex 35, algunas con beneficios estratosféricos, por lo mismo, pagan un 5%. Y eso las que más pagan, porque entre sociedades interpuestas, pantallas fiscales,  y demás sinvergonzonerías, la cosa todavía puede quedar en menos.
O sea, al Estado lo sostenemos las personas normales. Los profesionales, los asalariados y los autónomos. Como agradecimiento el Estado mima a los empresarios. Trata con esmero a los que menos aportan porcentualmente, a los que más defraudan amparados en la ley, a los que viven emboscados en esas marañas tejidas desde los gobiernos para favorecerlos. Los paraísos fiscales son un hecho. No se trata de política, se trata de injusticia. Y es obvio que en nadie se adivina la intención de cambiar la situación actual de estas cosas.
Al contrario, con los empresarios, la piara que nos gobierna, se sienta a negociar. ¿Qué queréis? Y se lo dan. Perdiendo el culo. Después se olvidan de la segunda parte de la negociación, aquella que empieza por…y… ¿qué me dais?
No dan nada a cambio, no tienen que ofrecer nada porque nadie les exige nada. Bueno, si. Dan algo, ofrecen dar por allí. Y a los sagaces negociadores… les gusta. Les gusta tanto que no conseguir nada lo presenta como un éxito.  
Todo sea por la estabilidad, pero… ¿de qué estabilidad estarán hablando?


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