Hace años un día que paseaba
con mi madre me encontré con un amigo. Paramos, nos saludamos, y entablamos una
breve conversación. Mi amigo, al que mi madre no conocía, empezó a lamentar su
suerte. Había tenido que empeñar las alianzas de casados, y las pocas cosas que
tenían él y su esposa, porque su situación económica era muy precaria. Llevado
de su estado de ánimo soltó una blasfemia gruesa, ordinaria. Cuando nos
despedimos, mi madre, se dirigió a mí, y me dijo de forma severa: “menudos
amigos tienes, menudo maleducado”.
Nuestras madres sabían que
los ejemplos en la vida son muy importantes, y viendo los actuales a quién le
puede extrañar las cosas que suceden después.
Una parte de la población
actual tiene como objetivo la fama, el dinero. Antes también sucedía, es obvio.
Pero quieren la fama y el dinero sin esforzarse. Tienen como ejemplo y referencia
esos programas que emite Tele 5, y similares, en los que salen personas como
ellos, que sin oficio ni beneficio ganan cifras astronómicas por contar sus
estúpidas miserias. Estos personajes están muy demandados, y el esperpento
llega al punto que incluso el “negro” que les escriba los libros alcanza el
número uno en ventas, y los programas en los que salen son líderes de audiencia.
Mientras tanto hay otra
parte de la población muy preparada que casi sólo tiene como única opción hacer
la maleta y salir al extranjero a buscar trabajo.
Si cambiamos el escenario, y
miramos hacia los que deberían servir de ejemplo, la cosas aún son peores. Nuestros
gobernantes siguen el ejemplo, elevado al cubo, de los personajes que sacan en Tele
5. Son venales, mentirosos compulsivos, tienen la cara de cemento armado, y
presumen de lo que no son y de lo que jamás serán.
Y es que entre tetas de
silicona y musculitos de gimnasio florecen los Marranos, y las gaviotas
sobrevuelan este vertedero marca España.
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