ESPERANZA Y BARTOLÍN.

En este tiempo de mentiras y campañas electorales resucita Bartolín, aquél concejal de La Carolina, Jaén, que fingió su propio secuestro. Vuelve de la mano de la candidata Esperanza.
 Primero hizo un “tocata y fuga” a los agentes de movilidad, y ahora, no se sabe por qué razón, hace un Bartolín en toda regla al ver publicada su declaración de la renta en un periódico.
 Y es que a la candidata Esperanza se le llena la boca hablando de transparencia. Se apunta a la regeneración de la mentira, critica lo que en ella misma es criticable, y después cuando “alguien” filtra su declaración monta una escena al más puro estilo “Bartolín”, se va a la fiscalía en vez de a un juzgado, y pone una denuncia. Una denuncia que sirve para que los fotoperiodistas que la siguen hagan más fotos. Nada más. Ella lo sabe, ellos lo saben, nosotros lo sabemos.
Desde la Agencia Tributaria insinúan que fue ella misma, su entorno o alguien de su confianza, el filtrador/a. Ella lo niega todo. Acucia a Montoro. Le mete prisa. Dice que es fácil saber desde que ordenador se entró en sus datos, y que los de Hacienda ya están tardando en dar explicaciones. Lo dice ella, la autoproclamada denunciante de la Gúrtel, condesa consorte de Morro y Mamandurria, .
La ganadora de premios literarios prestigiosos. La cazadora de talentos a la que pagan una millonada por sus habilidad contrastada para fichar a corruptos, delincuentes y trincones de toda laya. La presidenta del tamayazo. La que consiguió el sillón presidencial a base de pagar mordidas a tránsfugas. La que obtuvo un fantástico contrato, excelentemente remunerado para no hacer nada. A cambio del veinte por ciento de su tiempo, y a la el momio le duró diez meses escasos, y después vuelta a casa. Vuelta al lloriqueo. Marrano hazme candida, que estoy en paro. A cambio te doy Madrid, lo juro por Snoopy. Una mujer que tiene un marido receptor de subvenciones agrícolas de la UE, comisionista de diez por ciento con la Comunidad que preside su esposa, y que incumple las leyes mercantiles al no presentar las cuentas de las sociedades que administra, pero que habla del marido de otras candidatas en vez de hablar con el suyo propio.
Pero, Esperanza va a perder. Lo intuyo. Huele a chirigota, igual que Bartolín. Está amortizada. Y si no fuera porque el Presidente del Gobierno, don Marrano, es un cobarde incapaz de renovar equipos, y porque al PP no le da miedo sino pánico perder Madrid, a Esperanza ya le habrían dado con la puerta en las narices. Ganas le tienen. Si gana tendrán, tendremos, que aguantarla todavía más “subidita”. Aún más mentirosa. Pero si pierde será un cadáver político. En el PP abrirán la veda. La cazarán como a un conejo, y sus ahora amigos le darán la espalda. Esperanza quedará como la nueva muñeca chochona de las vistillas.
 Un nuevo Pongo madrileño está a punto de nacer. Otro icono revenido, casposo y trasnochado de la antigua casa Marca España. Una, Grande y Libre.



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