MANUELA CARMENA, ESPEREMOS.

Intuía que algo así podía pasar en el día de ayer, y al final pasó. Sucedió que la regeneración, la decencia y la honestidad vuelven al mundo de la política. Veremos. ¡Ojalá! Ahora viene lo difícil. Ahora toca pasar del dicho al hecho, y deshacer casi todo lo realizado por los antisistema del PP.
Ha nacido una estrella, quizá dos. Una en Madrid, la otra en Barcelona. Una se llama Manuela Carmena y la otra Ada Colau. Veremos como termina lo de Colau, y esperemos que Carmena pacte con Carmona, ese Kennedy de chichinabo, y empiece la regeneración y transparencia a brillar en la capital de España.
Hace falta gente así. Se echaba de menos a alguien como Manuela Carmena. Parece la persona adecuada en el momento preciso. Esperemos. Da la impresión de ser la mujer que España necesita. Ponderada, con argumentos y fiel reflejo del cambio que todas las personas de bien necesitamos. Una mujer acostumbrada a lidiar con argumentos falsos, y de hacer oídos sordos a campañas de desprestigio, improperios y demás mamandurrias.
Aguirre está amortizada, empieza el futuro. La apuesta es clara, decidida. En las manos de los recién elegidos está hacer creíble el cambio que España necesita.
El tiempo de las gaviotas, ratas con alas, toca a su fin. España ha hablado, los políticos, todos ellos, deben ponerse las pilas. Trabajar para todos, atender a los más necesitados, aparcar la soberbia y si también aparcasen el coche oficial y limpiasen debajo de las alfombras, estaríamos en senda de la transparencia.
No se les pide más, tampoco menos. Es lo mismo que se les pide a todos, pero mientras los anteriores sólo defendían intereses privados, estos prometen defender los de todos. Esperemos que se hayan acabado los sobresueldos, los gastos de representación sin límite, el “trinque” organizado, la corruptela, la comisión, y las lecciones indebidas al rebaño en que nos habíamos convertido. Esperemos…
Esperemos que se acaben muchas cosas. Hay que terminar con las discriminaciones. Con circunstancias como que una persona que vive en un palacio no pague el IBI, mientras que el que habita un nicho es abrasado a impuestos de todo tipo. Hay que acabar con esas pequeñas cosas que marcan tantas diferencias. Cosas estúpidas, herencias indebidas que benefician a unos pocos.
Veremos. No sé si Ada Colau lo tendrá fácil en Barcelona, pero con Carmena en Madrid, no cabe ninguna duda, ha nacido una estrella. Esperemos…


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