LOS BICURIOSOS.

Recientemente alguien de quien he decidido olvidar su nombre manifestó a la revista Star que Brad Pitt, el mito sexual de muchas mujeres, es bicurioso. O sea, bisexual. Al parecer fuentes bien desinformadas o informadas, que da lo mismo, también advierten que hombres y nombres tan conocidos de la industria de de Hollywood como pueden ser Jorge Clooney, Matt Damon (Mandilón) o Ben Affleck (Bien Afligido) también podrían pertenecer a esta cofradía. Alguna garganta profunda va más allá, y añade que John Travolta y Tom Cruise también pecan de bicuriosidad, y que llevan ya tiempo conociéndose, y por tanto dilucidando el misterio de carne o pescado.
La noticia me cogió abanicando las pestañas. Después me di rímel, me puse los pantis con faja reductora y salí a la calle.
 Oigan, que soy bicurioso, decía a todos al pasar. Y nada. Nada de nada. No me comía una rosca. Claro que mi barrio no es Hollywood, aquí no hay explosiones, y a poco que andamos se nos despeina el flequillo porque no usamos laca. En vista del poco éxito obtenido me arrimé a una farola, hice uso de la apps Mirror, me di gloss, me hice un faradol y un alisado japonés, reafirmé el push up, recoloqué el parche que llevo en las bragas y que transforma la fabada en chanel nª 5, y sonreí a todo el que pasaba mostrando mis piños mellados y amarillentos.
-       ¿Cuánto cobras, guapa? Me preguntó un Tom Cruise de la vida al pasar.
-       Nada, guapetón, con tú buena voluntad, y con tú ceguera me apaño.
Resultó que el mocetón también era bicurioso. Igual que un propio. Así que decidimos vivir la vida loca.
 Primero fuimos a un bar a que nos estafaran, y cuando ya estábamos calentitos, después de cantar una docena de veces el que no nos falte de ná, rematamos la fiesta en un solárium. Nos desnudamos, y otro amable caballero nos atendió con diligencia. A mí me hace unas ingles brasileñas, por favor. Pues yo prefiero una felación sucinta, dijo mi nuevo mejor amigo. Sucinta del todo, por favor, que acabo de merendar.
Cuando estuvimos preparados llamamos a la peña de Hollywood a cobro revertido. Concretamente a la Iglesia de la Cienciología. Tuvimos suerte. Estaba de guardia el monaguillo Tom, el supuesto mejor amigo de John.
-       Hola, qué tal Tom, ¿cómo estás?
-       Very well, respondió escueto.
 Rezaba ante santa Bragueta.
Le preguntamos como andaba el curro por allí por aquello de epatar, y nos contestó.
-       Oh, well, very well.
-       Por cierto, Tom, ¿por casualidad no estaréis hacienda alguna peli con animales prehistóricos?
-       Ouuu, yes.
-       Pues nada, dejar de buscar atrezzo y bicherío. Aquí, mi amigo y yo, os vamos a enviar al famoso batracio, perdido y encontrado en el ayuntamiento de Valencia. Ya verás que canguis. Y si después de eso necesitáis más, también ponemos a vuestra disposición al perro Pecas, conde peripatético de mamandurrio, y a Great Marrano, otro cofrade.
También los podéis emplear para un número cómico. Ya sabes, de esos que hacéis habitualmente, si hombre, de esos que no tienen ni puñetera gracia, tú ya sabes. Vuestra especialidad. Podéis titularlo: Resacón en Valladolid.



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